¿Te imaginas verte envuelta en un asunto de hace miles de años? ¿Algo relacionado con vida y muerte, libertad y esclavitud o amor y traición? Y no sólo eso... si no también magia.
Una guerra que en apariencia no tiene nada que ver con Vanessa acaba afectándola directamente a pesar de que acabó hace muchos siglos. Una guerra entre magos que luchaban por el poder.
Y en medio de todo... siguen estando los sentimientos. Ella tendrá que elegir y eso es una de las peores situaciones en las que te puedes encontrar. ¿Elegirá bien aún sabiendo que en algún momento lo deberá abandonar?

martes, 24 de enero de 2012

{Capitulo 2: Bryan}


Seguía sonando. Me convencí a mi misma de que era todo una tontería y fuí hacía el telefono y lo contesté todavía insegura y con la mano temblorosa.
— ¿Si? ¿Quién es?
— ¿Tienen ya mi libro? — preguntó una voz ronca al otro lado del altavoz. Por alguna razón me era terriblemente familiar. Una punzada insoportable dio en mi cabeza y una escena vino junto a ella. 
Al lado del hombre con capucha verde había esta vez otro que le entregaba una daga ensangrentada. Entonces le decía algo que yo no escuchaba. Nunca escuchaba nada en esto. Acto seguido un tercero aparece con un bebé en brazos notablemente inseguro de si entregárselo al primero o no. 
La voz del llamante me devuelve a la realidad bruscamente:
— ¿Entonces? — pregunta impaciente.
— ¿Perdone? Lo siento mucho pero no le presté atención. — le fui sincera.
— ¿Eres Isa?
— Em... no, no lo soy. Mi madre no se encuentra en este momento. ¿Quiere dejarle algún mensaje?
—Si... —no parecía muy seguro—. Dile que los préstamos se cobran y este es hora de pagarlo. Queremos nuestro libro cuanto antes.
La brusquedad con que dijo las últimas palabras me dejó aturdida.
— ¿De parte de quién? — pregunté esta vez con desdén. A mi parecer aquella no era forma de hablar.
—Tú simplemente dile eso.
Acto seguido colgó.
Yo no dejaba de pensar en por qué su voz me resultaba tan familiar.
Decidí dejar de lado la conversación un momento. Debía hacer cosas en casa además de tareas del instituto.
Hice las primeras y antes de ponerme con esas últimas cogí un momento el ordenador. Miré el correo electrónic, sobre todo por si Angy estaba conectada. Me alegré de que así fuera.
Después de hablar un rato quedamos para ir juntas al centro comercial, por salir un rato y simplemente dar una vuelta.
Al poco decidí hacer rápido las tareas y, aún con la llamada en mi cabeza, no llamé ni a mis padres ni a mi hermana. ¿Para qué? Seguramente tardarían mucho en llegar aún si les contara. Y no me refiero a horas.
    ***
—Pués si que tienes paciencia. —dijo Angy mientras andábamos por el centro comercial —. Yo me habría enfadado más y le hubiera colgado. ¿No dijo nada más?
Acababa de contarle todo sobre sobre la llamada. Bueno, casi todo. No tenía por que saber que yo tenía algún tipo raro de trastorno.
—Para nada. Solo exigió su libro. Ni siquiera he llamado aún a mi madre.
—Bueno, deberías hacerlo porque... no sé... dejando de lado la llamada, ¿cuánto hacequé no hablas con ella?
—Mmm... no lo sé muy bien — contesté con cabeza gacha—. Creo recordas que... más o menos... dos meses.
—¡Por Dios, Vanessa! Es tu madre, ¿no deberíais ser más cercanas? — exclamó Angy. Entonces cogió mi bloso de mi brazo y tras rebuscar y coger mi móvil me lo pasó con precaución, insegura—. Llámala.
Mirando la pequeña sonrisa de mi amiga me convencí de que sería lo mejor. Marqué el número de mi madre y tras algunos pitidos contestó.
—¿Vanessa? —parecía sorprendida —. Es extraño, no me has llamado desde que vine a Londres. ¿Pasó algo?
—Mamá — la saludé con un tono de voz casi inaudible —. Emm... si, pasó algo, más o menos. Hoy llamaron a casa preguntando por ti. Esto... reclamaban un libro. Dijeron que los prestamos se cobran, solo eso. No dijeron tampoco de parte de quién. Por alguna razón... me preocupa.
—Vaya, me hubiera gustado que la llamada hubiera que la llamada hubiera sido por gusto.
— Lo siento, es que... tú tampoco llamas. Bueno, — quise cambiar el tema al que sí era importante, en ese momento — ¿sabes a qué se refería?
— No, lo siento. Nadie me ha prestado nunca ningún libro. Aunque tal vez a tu abuela... Oye, estaré un mes más aquí. Acude a ella si necesitas algo.
— Por supuesto. Adiós, mamá.
No esperé a que se despidiera para colgar. Miré a Angy con cierto sentimiento de culpabilidad. Ella me sonrió y me agarró de la mano para arrastrarme a una tienda que había cerca. Y así pasó la tarde. Angy se dedicó a arrastrarme de tienda en tienda con la intención de que no pensara en mi familia ni en ningún otro problema. La verdad es que funcionó, hasta cierto momento.
Agotadas de ir de tienda en tienda nos sentamos en un banco del centro comercial. Habían pasado dos horas. No era el cansancio si no más bien el agobio lo que nos abligó a sentarnos.
— Bueno, pronto deberíamos irnos — comentó mi amiga —. ¿Verdad, Vanessa?— pero por alguna razón yo no la escuchaba. Sí la oía, pero como una voz de fondo.
Y no es que fuera el sueño lo que predominada en mí pero sentí la terrible sensación de que debía cerrar los ojos. Lo hice.
Entonces dejé de escuchar todo a mi alrededor. Era como estar dormida pero sin estarlo realmente.
— Vanessa — alguien susurraba mi nombre desde la oscuridad, cerca de mí. No con cariño, tampoco se notaba odio en el tono de su voz pero insistaba a seguirla. Era una voz demasiado familiar, reciente. La misma que me había habladoen mi casa por teléfono —. Vanessa —insitió.
Abrí los ojos y vi a las personas pasando frente a mí, vi a Angy mirándome preocupada. Pero no escuchaba. Era incapaz de saber lo que decía mi amiga. Solo sentía un pequeño zumbido y el mismo susurro una y otra vez. Miré en todas direcciones con la esperanza de ver alguien llamándome, sin éxito ninguno.
Entonces me levanté e instintivamente empecé a correr sin saber a dónde. Poco a poco el zumbido se iba suavizando junto a los susurros. Cuando me detuve a mirar otra vez a mi alrededor, a las personas, pude ver a un tipo que llamó mi antención. Vestía unos vaqueros claros y una sudadera verde. Tapaba su cabeza con el gorro de esta y, aunque no veía bien su rostro, sabía que me observaba.
Intenté coger impulso para correr hacia él pero tropecé. Tropecé con cualquier maldito bache que hubiera en el suelo, un bache que solo había estado ahí por fastidiar. Me veía a mí misma tan cerca del suelo... Pero alguien me sujetó impidiendo que cayera. Conseguí incorporarme con la ayuda de esta persona. Cuando me dí la vuelta esperando encontrar un rostro lo único que vi fueron unos ojos verdes inoptizantes. Ya no escuchaba zumbido alguno ni susurros. Con un gran esfuerzo aparté la mirada de aquellos preciosos ojos verdesy me fijé en que aquel tipo que antes me observaba ya no estaba.
— ¿Estás bien? — preguntó una atractiva voz. Me volví de nuevo y esta vez sí pude fijarme más. Era un chico rubio bastante guapo. Era poco más alto que yo y tenía una espalda más o menos ancha. Después me perdí de nuevo en sus ojos aunque al ver la preocupación en estos tuve que responder rápido.
— Emm... si. — mostré una pequeña sonrisa pero no recibí la respuesta que esperaba.
— Me alegro.
Se dió la vuelta y se alejó con andares despreocupados y ataractivos. No fueron las palabras si no el tono de voz lo que me decepsionó. Aunque en sus ojos había visto preocupación, el tono de su voz no mostraba lo mismo. Si bien no era un tono neutro sí daba a entender que no le importaba. Y por alguna razón eso me afectaba, demasiado.
Sacudí la cabeza quitando de mi mente ideas absurdas y decidí volver por donde había venido, volver con Angy. Pero justo al empezar a andarpude ver ami amiga viniendo hacia mí, cansada y con varias bolsas.
— ¿Qué te ha pasado? —me reprochó—. No tenías que haber salido corriendo... Además, ¿quién es ese chico?
— No lo sé — volví a mirar hacia él que cada segundo estaba un paso más lejos —. Por favor, vámonos. Hoy solo quiero dormir y apenas acordarme de este extraño día.
***
— ¿Has escuchado qué hoy ha llegado un chico nuevo? — comentó Olivia por el pasillo cuando nos dirigiamos a Literatura, nuestra recera hora —. Parece que es muy guapo.
— Olivia, pronto empezará la tercera hora y ya he escuchado eso cinco veces de personas diferentes. Después del extraño día que tuve ayer comprenderás mi falta de entusiasmo.
Le contestaba mientras la miraba, lo cual acabó siendo un tremendo error.
Ya entrando en el aula choqué con algiien. El impacto no fue fuerte pues ni siquiera yo me caí. Busqué con la mirada, y sin demasiado esfuerzo obviamente, el rostro de la persona con quién había impactado.
Pero lo primero que vi fueron unos ojos verdes preciosos ya conocidos.
— Parece que no haces más que tropezar — dijo aquella persona.
¿Cuántas posibilades hay de encontrarte con la misma persona desconocida en lugares totalmente distintos?
— Lo siento — me disculpé apresurada —, de verdad que no lo hago a propósito.
El chico me sonrió.
— Ayer no me presenté porque no lo consideré necesario pero hoy... Me llamo Bryan. — extendió su mano derecha hacia mí. Respondí al gesto.
— Yo soy Vanessa. Ayer... no me dejaste agradecerte que no me dejaras caer. Gracias. 
/////////////////////////////////~~~~~~~~~~~~~~~~/////////////////////////////////
Bien, pues sé que el capitulo tardó dos semanas y es que lo tenía hecho a tiempo por por ciertos asuntos no lo subí. (falta de tiempo etc.) Ahora estoy bastante enferma y aunque creo que lo tendré a tiempo no sé si subiré exactamente el martes el proximo capitulo

No hay comentarios:

Publicar un comentario