¿Te imaginas verte envuelta en un asunto de hace miles de años? ¿Algo relacionado con vida y muerte, libertad y esclavitud o amor y traición? Y no sólo eso... si no también magia.
Una guerra que en apariencia no tiene nada que ver con Vanessa acaba afectándola directamente a pesar de que acabó hace muchos siglos. Una guerra entre magos que luchaban por el poder.
Y en medio de todo... siguen estando los sentimientos. Ella tendrá que elegir y eso es una de las peores situaciones en las que te puedes encontrar. ¿Elegirá bien aún sabiendo que en algún momento lo deberá abandonar?

martes, 10 de enero de 2012

{Capitulo 1: En un comienzo...}




—... Así que por esas razones pensaba que debería ser vegetariana — Angy terminó todo su discurso sobre las desventajas de comer carne para acabar simplemente en eso. La miré y puse los ojos en blanco.
—Pero; sin embargo, no lo has decidido así — afirmé.
—No me veo el resto de mi vida alimentándome como un conejo... ni siquiera un año.
Después de eso ambas nos reímos. Estábamos en el instituto y, aunque aún faltaban diez minutos para que empezaran las clases, los pasillos ya estaban llenos.
El pelo largo y rubio de mi amiga destacaba sobre el mío castaño. Sus ojos eran azules mientras que los míos color miel. Desde mi punto de vista yo no destacaba en la multitud...
—¡Hola! — saludó alguien enérgicamente detrás de mí. Al darme la vuelta vi a Olivia acompañada de Cam. El tono pelirrojo de ella quedaba genial con sus ojos azules y el pelo castaño de él quedaba genial junto a sus ojos verdes. Como decía, yo no destacaba en la multitud. — ¿Qué tal el fin de semana?
—Bueno, yo no hice nada especial — contesté seguida por Angy:
—Buf, ni mencionarlo. Lo pasé todo en casa de mi tía aguantando a dos niños de siete años gritar por toda la casa. ¿Y tú, Cam?
—El sábado me centré en entrenar mientras que el domingo... bueno, ese no fue un día productivo.
El timbre sonó y cada uno se dirigió a su respectiva clase. Mi primera asignatura era biología.


***


No me desagradaba el instituto pero siempre prefería los días festivos, por esto se me solían pasar rápido las clases.
En el aparcamiento esperé apoyada en mi coche a Angy pero no aparecía. Estaba a punto de llamarla (no lo había hecho antes porque me parecía una tontería) cuando alguien me rodeó la cintura por detrás y me dio un beso en la nuca. Dándome la vuelta empujé a Raúl hacia atrás.
— ¡¿Pero qué te crees que haces?! — grité furiosa. Distintas imágenes pasaban por mi mente en ese momento. No pienso volver a dejarle entrar.
Venga, por favor — insiste con un tono de sorna —. Sabes que puedes olvidar todo perfectamente si quieres. ¿Por qué no?
¡Pues porque no quiero! Simplemente es eso, que no quiero olvidar y voy a aprovechar esto para intentar aprender de mis errores, ¿no puedes aceptar eso? — mi voz iba bajando poco a poco — Es que solo... si no te agrada podrías haberlo pensado mucho mejor antes.
Justo entonces vi como Angy se acercaba a nosotros tímida, seguramente insegura de si debía interrumpir o no. Aproveché eso para entrar en mi coche y arrancar. Segundos después mi amiga entró también justo al tiempo en que veía como Raúl tocaba con los nudillos en mi ventana. Haciendo caso omiso a eso salí del aparcamiento sin decir palabra alguna. Al fin Angy se dignó a hablar.
¿Soy una mala amiga? — suspiré ante su sentimiento de culpabilidad,
Solo... no vuelvas a dejar que me rompa. No lo eres.
Hablamos poco del día puesto que tenía algunas clases con ella y en cuestión de pocos minutos llegamos a su casa. Poco después llegué yo a la mía.
Sabía que hoy, como otros tantos días, estaba sola en casa por lo que no me molesté en gritar que había llegado. Seguí mi camino por las escaleras directa a mi habitación pero empecé a balancearme a mitad de estas. Me apoyé contra la pared sujentándome en la barandilla y poco después empecé a respirar con dificultad. Entonces cerré con fuerza lo ojos y empezaron las imágenes.
Había un hombre con una capucha verde en una habitación oscura. Sostenía una pequeña esfera de cristal transparente en alto.
Rápidamente la escena cambió a la de una mujer vestida de blanco con lo que parecóa ser un pijama. Estaba llorando desconsoladamente mientras sostenía algo en sus brazos. Un bebé. Un bebé muerto.
Abrí los ojos rápidamente y me di cuenta de que seguía respirando con dificultad. Al poco rato conseguí volver a la normalidad. Ni mareos ni mala respiración pero decidí quedarme abajo mejor, por si acaso.
Fui directa a la cocina y me serví un vaso de zumo mientras pensaba en las escenas que había visto antes. No era la primera vez que pasaba, ni la última, estaba segura. Siempre había visto las mismas escenas, dos de ellas esas. Ensimismada en mis pensamientos, me sobresalté cuando escuché el teléfono sonar. Lo miré fijamente con un hormigueo en el estómago e insegura de si debía contestar o no. Un simple mal sentimiento.

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Bueno, aquí está el primer capítulo. No es la gran cosa pero un buen principio para lo que irá capítulo más adelante. Espero leáis la historia con el mismo gusto que yo la escribiré para vosotros pues no hago esto porque sí si no porque me gusta y sé que a veces una historia saca una sonrisa. Igual que los comentarios =)

1 comentario:

  1. me encanto la descripcion de arriba! sobre amor y traicion, una historia de hace mucho tiempo atras!pero sobre todo que hay magia! me encanta!
    y bueno, la amiga me cayo bien, pues yo tampoco me veo siendo vegetariana, nisiquiera por un mes!
    en fin, ya te sigo!
    besitos Ü
    http://laspruebasdesupervivencia.blogspot.com/

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